Desde un punto de vista puramente teórico, la orientación sexual se define como un patrón de atracción sexual, erótico o amoroso hacia un determinado grupo de personas definidas por su género o su sexo. En su concepción, este concepto respondía solo hacia quiénes nos veíamos atraídos, pero ahora se tienen en cuenta muchos más factores a la hora de describirlo (los kins, las modalidades queer y mucho más).
Según la Asociación Estadounidense de Psicología (APA), la orientación sexual existe a lo largo del continuo que va desde la heterosexualidad exclusiva hasta la homosexualidad exclusiva, pasando por un amplio espectro de categorías, ya sean fijas o cambiantes a lo largo de la vida. A continuación, te mostramos los principales tipos de orientación sexual, pero tienes que tener en cuenta que existen muchos más. Si una persona se ve identificada con un concepto, este es válido.
Orientación sexual e identidad de género
Antes de entrar de lleno en los principales tipos de orientación sexual, vemos de interés diferenciarla de la identidad de género. La orientación sexual hace referencia a QUIÉNES nos vemos atraídos de forma romántica, emocional y sexoafectiva. Por otro lado, la identidad de género alude a lo que SOMOS. Este último término se define como la percepción que tiene una persona sobre sí misma respecto a su propio género, lo que también modula otros muchos aspectos de la vida.
Pongamos un ejemplo: ser transgénero no es lo mismo que ser gay o bisexual. El primer término hace referencia a la identidad intrínseca de la persona, mientras que el resto de calificativos solo responden a mecanismos de atracción. De todas maneras, y a pesar de las diferencias terminológicas, hay muchas identidades relacionadas con el tipo de orientación sexual.
¿Qué tipos de orientación sexual hay?
A día de hoy, se emplean más de 50 términos para describir la orientación, atracción y comportamiento en el ámbito sexual. Ten en cuenta que las categorías que vamos a manejar a partir de ahora son algunas de las más empleadas, pero ni de lejos abarcan al espectro completo. Todo término es válido siempre y cuando no ofenda a ninguna persona o colectivo, por poco conocido o extraño que suene.
Ahora sí, vamos allá. Te mostramos cuáles son algunas de las orientaciones sexuales más conocidas a nivel general.
1. Heterosexualidad
Empezamos por lo más sencillo: la heterosexualidad es la atracción romántica, sexual o comportamental entre dos personas de distinto sexo biológico. Esto es, entre alguien con vagina y rasgos externos asociados a la feminidad y alguien con pene con características socialmente aceptadas como «masculinas». Es un término concebido de forma histórica como algo binario y, hasta cierto punto, arcaico: «o te gustan los chicos o te gustan las chicas».
La pregunta que nos surge a partir de esta definición es la siguiente: ¿de verdad existe la heterosexualidad? Si tenemos en cuenta que el género es un amplio espectro con miles de matices, cuesta un poco pensar que la atracción sexual se pueda reducir solo a un blanco (chica) o negro (chico). Este debate no se va a desarrollar en este espacio, pero desde luego da que pensar.
2. Homosexualidad
La homosexualidad es la atracción romántica, sexual o comportamental entre personas del mismo sexo. Aunque todxs conozcamos bien este término, vemos de interés hacer un pequeño apunte: practicar sexo con alguien del mismo sexo es un comportamiento homosexual, pero no necesariamente todas las personas que lo hacen son homosexuales. Hay gente que se concibe a sí misma como hetero, pero que en ocasiones también disfruta de la exploración en este entorno.
El comportamiento homosexual y la homosexualidad no tienen por qué ser iguales.
3. Bisexualidad
La bisexualidad es una orientación un poco más difícil de describir. Desde un punto de vista teórico, este concepto se define como la atracción romántica, atracción sexual o conducta sexual dirigida tanto al sexo propio como al opuesto. Dicho de forma rápida y sencilla: un chico al que le gustan chicos y chicas y una chica a la que le gustan chicas y chicos. Simple, pero en realidad no tanto.
En general, las personas bisexuales suelen sentir más atracción por un sexo que por otro según el momento de la vida. Además, cabe destacar que este concepto puede ser algo reduccionista de más: se tiene encuentra la atracción hacia chicos y chicas puramente «heteronormativos», pero no se factoriza tanto a las personas en el espectro de género que no se ajustan a definiciones tradicionales.
Esto no quiere decir que el término «bisexual» sea malo o, en su defecto, que una persona no tenga derecho a describirse con él. Por otro lado, implica que algunxs deciden utilizar otros un poco más inclusivos.
4. Pansexualidad
La pansexualidad es la atracción a todo tipo de persona independientemente de su identidad de género. Aquí no solo entran chicos y chicas cis, pues se abarca a personas transgénero, intersexuales, queer, genderfluid, bigénero, intergénero, agénero y mucho más. A alguien pansexual le atraen las cualidades individuales (forma de pensar, valores, humor, belleza subjetiva y más), sin prestar especial atención a los genitales o a la forma de expresión de género.
Para algunas personas, la pansexualidad es una variación de la bisexualidad o, mejor dicho, un término más correcto e inclusivo. Este punto entra en debate con lo que llevamos citando hasta ahora: si no existen solamente dos géneros, ¿por qué emplear términos como bi?
5. Demisexualidad
El término demisexualidad engloba a las personas que solo sienten atracción sexual hacia alguien con quien se haya establecido un vínculo afectivo previo. El físico, aunque puede ser importante en las dinámicas de la relación, pasa a un segundo plano si se equipara al vínculo emocional. En comparación con la población «general», lxs demisexuales rara vez sienten atracción sexual sin contexto.
6. Autosexualidad
Las personas autosexuales son aquellas que se atraen de manera sexual a sí mismas. Esto no quiere decir que no sientan atracción por lxs demás, pero sí que pueden fantasear y tocarse a través de la visión e imaginación con su propio cuerpo como protagonista. Esta orientación sexual no tiene nada que ver con un trastorno o un indicio narcisista y, hasta cierto punto, todxs tenemos algo de autosexualidad en nosotrxs: ¿acaso no nos masturbamos?
7. Asexualidad
La asexualidad es otro de los tipos de orientación sexual que a menudo causan confusión. Ser asexual implica falta de atracción sexual hacia lxs demás, pero no conlleva el rechazo total a las relaciones o sus dinámicas. Las personas que emplean esta categoría pueden sentir atracción emocional, romántica, intelectual y de muchos tipos más. Además, contrario a lo que se suele pensar, es posible disfrutar del sexo siendo asexual (aunque no siempre).
Una persona asexual puede querer practicar sexo con su(s) compañerxs no por el deseo primal, sino por lo agradable de la sensación, por proporcionar placer, por tener hijos, por afianzar la relación y por mucho más. Cada unx pone sus límites y define qué le gusta y qué no, independientemente de etiquetas.
Otros tipos de orientación sexual
Ya hemos recorrido 7 de las orientaciones más comunes en este ámbito, pero no queremos dejarnos en el tintero otros conceptos de interés. A modo de ráfaga, te nombramos otros que te pueden sonar más o menos en la siguiente lista:
- Antrosexualidad: ser antrosexual significa, literalmente, sentirse atraídx por los seres humanos. Se suele aplicar a aquellas personas que no tienen del todo clara su orientación sexual, pero que presentan una flexibilidad que les permite generar conexiones con gente de cualquier género e identidad.
- Polisexualidad: es la atracción en cualquiera de sus facetas hacia más de un género, pero no necesariamente chico o chica cis. Este término si concibe el espectro amplio, incluyendo a gente trans, queer, genderfluid y mucho más.
- Skoliosexualidad: es la atracción sexual hacia personas no-binarias.
La orientación sexual es tan diversa como las culturas, identidades de género y otras muchas cosas más. Aunque pueda parecer complejo entender todos los términos citados, solo hace falta respetar a las personas y tratar de mantener la mente abierta ante su expresión en cualquier ámbito.