El semen es uno de los ingredientes principales que nos da la vida, pero más allá de lo biológico se asocia al acto sexual, al erotismo, a las filias y a muchos otros conceptos que, históricamente, se consideraban tabú. Este fluido está repleto de datos interesantes: por ejemplo, ¿sabías que cada mililitro puede tener 200 millones de espermatozoides? ¿O que contiene de 5 a 25 calorías? Más allá de cifras para sacar en una conversación nocturna, el color del semen puede decir muchísimo sobre tu salud.
Aunque el tono general de este fluido sea gris-blanquecino, a veces puede verse modificado por la dieta, los cambios en los hábitos o algunas enfermedades. En las siguientes líneas, te mostramos a qué se debe el cambio de color del semen y cuándo hay que preocuparse.
¿Qué es el semen?
Antes de entrar de lleno en materia, vemos necesario establecer bases. Según el National Health Institute (NIH), el semen es un líquido que sale a través del pene durante el orgasmo, compuesto por el esperma de los testículos, el líquido de la próstata y otros fluidos de glándulas sexuales. Aunque se asocie generalmente a ellos, en realidad los espermatozoides suponen menos de un 10% de la composición total, ya que la gran mayoría es plasma seminal.
La composición de este plasma se puede categorizar según el lugar de procedencia del fluido que la compone, tal y como ejemplificamos en la siguiente lista:
- Líquido de las vesículas seminales (aportan el 40-60% del plasma): fructosa, prostaglandinas, aminoácidos, potasio, hormonas y ácido fólico, entre otros.
- Fluido prostático (15-30% del plasma): ácido cítrico, colesterol, carnitina, fosfolípidos, calcio, magnesio, zinc, sodio, potasio, cloro y más.
- Fluido de las glándulas bulbouretrales (porcentaje restante): proteína espesa y lubricante (moco), mucosa y oxitocina.
El semen contiene una infinidad de ingredientes, pues está formado por más de 200 proteinas, además otros compuestos orgánicos, vitaminas y minerales. El cuerpo humano tarda una media de 64 días en producirlo, cifra que resulta poco sorprendente al conocer los elementos que lo forman.
¿Qué indica el color del semen?
Como hemos dicho en líneas previas, la tonalidad normal del semen es blanquecina o grisácea, con una consistencia viscosa. La mayoría de cambios en las propiedades sensoriales de este fluido son pasajeros e inducidos por la dieta, pero en algunos casos muy concretos sí toca empezar a preocuparse. En las siguientes líneas, te explicamos qué significa el color del semen.
Amarillo o verdoso
Aunque el semen de tono amarillo no suela ser indicio de una enfermedad por sí solo, puede tratarse de un síntoma más si ya se presentan signos clínicos previos. En los casos más desafortunados, el cambio de color se asocia a las siguientes entidades clínicas:
- Ictericia: las personas con ictericia experimentan una acumulación de bilirrubina en sangre, generalmente por un problema grave en el hígado. Esto cursa con un tono amarillo de la piel, los tejidos oculares e, incluso, el semen. Algunos de los síntomas acompañantes son la hinchazón abdominal, el picor cutáneo, el color pálido de las heces y la fatiga crónica.
- Infecciones: las infecciones de las vías urinarias pueden causar una ligera mezcla de semen y orina, haciendo que este se torne amarillento.
- Leucocitospermia: los leucocitos son células inmunitarias del cuerpo. La presencia de más de un millón de leucocitos por mililitro de semen se conoce como leucocitospermia. Puede ser resultado de una inflamación o infección en cualquier parte del tracto urinario.
Rojo, rosa o marronáceo
La presencia de sangre en el semen (hematospermia) puede hacer que este se vuelva de color rojo chillón, rosa o marronáceo. En algunos casos se pueden detectar incluso coágulos de sangre en el líquido, dependiendo de la causa subyacente y la intensidad de sangrado. Algunas de las causas de este evento tan preocupante son las siguientes:
- Infección y/o inflamación del aparato genitourinario: esto incluye la próstata, la uretra, el epidídimo y las vesículas seminales. La presencia de sangre en el semen puede ser producto de una enfermedad de transmisión sexual (ETS), como la clamidia o la gonorrea, u otras infecciones.
- Procedimiento médico: la sangre en el semen es común en personas que han pasado por una intervención quirúrgica que implique al aparato genitourinario. Por ejemplo, hasta 4 de cada 5 pacientes experimentan este signo después de una biopsia prostática. También puede aparecer después de una radioterapia o vasectomía.
- Traumatismo físico: una fractura pélvica, una torsión testicular o una práctica sexual demasiado apasionada pueden desembocar en este síntoma.
- Tumores y pólipos: para tu tranquilidad, menos del 4% de las personas con sangre en el semen tienen un tumor en su tracto genitourinario. De todas formas, en algunos casos concretos se asocia al cáncer de testículos, próstata y vejiga.
Hay otras condiciones médicas que puede provocar la presencia de sangre en el semen. No hay que olvidar, entre ellas, a la presión arterial excesivamente alta, la infección por VIH, la leucemia, los problemas en los conductos sanguíneos y más. En general, si ves que tu semen ha cambiado a un color rojo, te recomendamos acudir a un profesional médico.
Negro
El semen de color negro también es signo de hematospermia. En general, que un producto orgánico del ser humano se vuelva de color negro (heces y pis, por ejemplo) es señal de que el cuerpo está sangrando y la sangre ha permanecido en él por un tiempo o se ha digerido de forma parcial. Los niveles elevados de metales pesados en el torrente sanguíneo también podrían causar este cambio en el color del semen.
Decolorado
En algunas ocasiones, el semen puede ser más transparente y menos viscoso de lo normal, con una textura y apariencia similar a la del agua turbia. Esto suele ser indicio de un conteo espermático bajo, condición conocida como oligospermia. Algunas de las causas principales de la oligospermia son el varicocele, la infección, los tumores testiculares y los desbalances hormonales.
Como puedes ver, son muchas las causas por las que el semen puede cambiar de color. Aunque en la mayoría de los casos este signo clínico no sea grave, en algunos hay un agente clínico subyacente que sí debe ser abordado. Ante cualquier duda o cuestión, acude a tu profesional médico de confianza. En cuestiones de salud, siempre es mejor prevenir que curar.