El embarazo es una experiencia propia, íntima y llena de altibajos emocionales y físicos. Las variaciones hormonales tras la implantación del embrión en el útero conllevan una serie de cambios anímicos a veces difíciles de gestionar: fluctuaciones emocionales bruscas, ansiedad, vulnerabilidad y mucho más. Además, tampoco hay que olvidar los síntomas físicos, como la fatiga, el dolor de cabeza, las náuseas o el dolor articular. Aunque casi siempre se perciba como una etapa bella, la ilusión de traer una nueva vida al mundo también se reviste de muchos retos y desafíos.
La cosa se complica si, sumado a todo lo anterior, hay que gestionar una ETS durante el embarazo. En las siguientes líneas, respondemos las preguntas más asociadas a las infecciones de transmisión sexual en la gestación y cómo ponerles solución.
¿Qué son las ETS?
Empecemos por lo básico. Las ETS, o enfermedades de transmisión sexual, son condiciones que se contagian de una persona a otra a través del acto sexual, ya sea vaginal, anal u oral. Son muy comunes y la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que, cada día, más de 1 millón de personas contrae una ETS. Sin duda, los cuadros clínicos más comunes en este grupo son la infección por clamidia, la gonorrea, la sífilis y la tricomoniasis.
En este punto, es necesario introducir el término ITS, similar al anterior pero con ciertas reservas. La infección de transmisión sexual o ITS está causada por los mismos agentes patógenos que en el caso anterior, pero no tiene por qué presentarse con síntomas. En la actualidad, se considera que una ITS pasa a ser una ETS si hay signos clínicos de enfermedad, pero esto no tiene por qué ocurrir. Muchas infecciones permanecen asintomáticas durante todo su curso.
Aunque estos términos sean diferentes a nivel clínico, utilizaremos ETS con fines divulgativos en las siguientes líneas. De todas formas, conocer la diferencia es muy importante.
¿Es posible contraer una ETS durante el embarazo?
Sí, sin ninguna duda se puede contraer una ETS durante el embarazo. Las personas embarazadas pueden infectarse con los mismos patógenos que aquellas que no lo están, no hay ninguna diferencia. Además, se añade una capa de complicación en este caso: aunque la condición es comúnmente asintomática en adultxs, el feto sí que puede verse gravemente afectado por una ETS no tratada.
Muchas ETS pueden permanecer activas durante años e incluso décadas tras el contagio, como es el caso de la sífilis, el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), la hepatitis B y C o la sífilis. Por esta razón, es importantísimo hacerse pruebas de ETS de forma preventiva durante la gestación, independientemente de la presentación de síntomas o del momento del contacto de riesgo. En ETSFREE, contamos con análisis ultrasensibles de estas infecciones que las detectan con toda fiabilidad.
¿Se puede transmitir una ETS de la madre al feto?
Por desgracia, sí es posible que el bebé se infecte durante la gestación. Además, también se puede producir el contagio durante el parto, al atravesar el conducto vaginal. En la siguiente lista, citamos las principales ETS y cómo es el método de contagio más probable madre-hijo:
- Gonorrea: el bebé se puede contagiar durante la exposición perinatal a la región cervical infectada de la madre, es decir, el parto.
- Infección por clamidia: posible transmisión durante el parto.
- Sífilis: la bacteria causante de la sífilis (Treponema pallidum) puede cruzar la placenta e infectar al bebé durante el embarazo. También es posible que el contagio se produzca en el parto.
- Virus del papiloma humano (VPH): existe la probabilidad de que el virus se transmita al bebé durante el parto, pero esta es muy baja.
- Hepatitis B: se puede transmitir durante el parto.
- Tricomoniasis: se puede transmitir durante el parto.
- Herpes: rara vez, puede cruzar la placenta e infectar al bebé en el embarazo. Por otro lado, también se puede transmitir en el embarazo.
- VIH: este virus se puede transmitir de la madre al hijo por diversas vías. A través de la placenta en el embarazo, durante el parto e, incluso, a la hora de dar de mamar.
Los síntomas de la ETS en el embarazo
Los síntomas de una ETS durante el embarazo son prácticamente los mismos que los experimentados en cualquier otro momento vital. Destacamos los siguientes:
- Dolor al orinar.
- Bultos, úlceras, verrugas y otros crecimientos anormales en ano, vagina o boca.
- Picor vaginal.
- Cambios en la micción, ya sea en color o en frecuencia.
- Enrojecimiento en la zona genital.
- Dolor al practicar actividades sexuales.
- Descarga vaginal anormal, que puede tener un color, olor y textura fuera de lo normal.
- En los casos más graves, pérdida de peso, color amarillo de la piel (ictericia), diarrea y otros signos sistémicos.
Ante cualquiera de estos signos clínicos, se requiere una prueba diagnóstica de ETS y una visita al médico de inmediato. Cuanto antes se detecte la infección, más fácil será tratarla y antes se podrán evitar los posibles efectos secundarios, tanto para la madre como para el bebé.
Los efectos de las ETS sobre el feto
No todas las ETS durante el embarazo son igual de graves. Algunas cursan de forma prácticamente asintomática, pero otras pueden acarrear efectos graves.
- Infección por clamidia: en general, la infección por clamidia no tiene por qué afectar al bebé en sí mismo, pero sí a la madre. Esto puede desembocar en enfermedad inflamatoria pélvica (EIP) e infertilidad. Si el neonato se infecta durante el parto, está en riesgo de desarrollar una infección ocular o neumonía.
- Gonorrea: de nuevo, puede causar enfermedad inflamatoria pélvica (EIP) en la madre y posible infertilidad. Si el bebé contrae la enfermedad durante el parto, está en riesgo de infecciones oculares, infecciones articulares e infecciones sanguíneas.
- VIH: en ambos casos (madre y bebé), el VIH puede progresar a SIDA, una condición que cursa con inmunosupresión grave y la posterior muerte. Si la madre portadora no recibe tratamiento, hay una probabilidad del 25 al 50% de que el bebé nazca con VIH. En caso de que el recién nacido no tenga acceso a tratamiento, lo más probable es que fallezca durante el primer año de vida.
- VPH: en la mayoría de los casos, la infección por VPH en niños cursa de forma asintomática y se resuelve por sí sola. De todas formas, existe la posibilidad de que se desarrollen verrugas en la garganta que requieran una resección quirúrgica.
- Sífilis: por desgracia, la transmisión del patógeno causal al feto suele ser fatal. Este evento aumenta de forma considerable las posibilidades de aborto y, en caso de que el bebé nazca, acarreará problemas mentales y físicos derivados de una sífilis congénita. En este escenario también se concibe la muerte neonatal, es decir, que el bebé fallezca en los primeros 28 días tras el nacimiento.
- Tricomoniasis: puede afectar al bebé, causando un parto prematuro y bajo peso al nacer.
- Hepatitis B: a menos que se trate tras la primera hora de la infección, un bebé infectado al nacer tiene una probabilidad del 90 % de desarrollar hepatitis crónica. Esta enfermedad cursa con potenciales efectos graves, como cirrosis y cáncer de hígado.
- Herpes: si es severa, esta infección aumenta el riesgo de aborto durante el primer trimestre. También puede derivar en una infección neonatal por virus de herpes simple (VHS), ya sea de variante localizada o diseminada. La tasa de mortalidad de la enfermedad por herpes simple diseminada no tratada es del 85 %.
¿Se pueden tratar las ETS durante el embarazo?
Muchas de las ETS citadas, como la gonorrea o la infección por clamidia, se pueden tratar con antibióticos de forma segura durante el embarazo. Por otro lado, es necesario recordar que las enfermedades víricas (como el VPH, el herpes y el VIH) no tienen cura en sí mismas. Aun así, la terapia antiviral puede ser de gran utilidad para controlar el cuadro clínico.
En último lugar, también hay que tener en cuenta que el régimen de medicamentos puede variar en la época de la lactancia. Debido a la gran cantidad de particularidades que tienen las ETS durante el embarazo, es esencial ponerse en manos de un profesional en la salud ante cualquier síntoma o sospecho. Solo así se podrán tomar las medidas necesarias y proteger la infección tanto en la madre como el bebé.