Las parafilias más comunes

El espectro de atracción sexual es tan diverso como personas hay en el mundo. ¿Tienes un kink que consideras extraño y no te atreves a contárselo a tu(s) pareja(s) sexuales hasta que hay confianza? ¿Eres abiertx con aquello que te atrae? Vivas como vivas tu sexo, es de gran interés conocer las diferencias entre gusto, atracción física, filia, parafilia y trastorno parafílico. Si algunos de estos términos te son desconocidos, no te preocupes: aquí te lo contamos todo sobre las parafilias más comunes.

Más allá de nuestras preferencias personales, existen atracciones o gustos que se escapan de la norma y que, en algunos puntos, son ilegales. En esta ocasión tratamos las parafilias y cómo se pueden mover de forma peligrosa en los límites del consentimiento. No dejes de leer.

¿Qué es una parafilia?

Para comprender este término, debemos acudir a su raíz etimológica: para significa «al margen de», mientras que phylos, en griego, hace referencia al amor fraterno y el afecto. Esta última palabra se ha ido resignificando a lo largo del tiempo y a día de hoy designa la atracción a determinadas realidades o situaciones sociales. Por tanto, podemos decir que la parafilia es la experiencia de excitación sexual intensa ante objetos, situaciones, fantasías, comportamientos o individuos atípicos.

No existe un consenso exacto para establecer el punto de diferenciación entre un interés sexual inusual y una parafilia. Para complicar más las cosas, en algunos casos no se puede hablar de parafilia y quedarse ahí, sino que hay que avanzar un peldaño y categorizar la «inclinación» como un trastorno parafílico. Nos explicamos un poco mejor.

Según los Manuales MSD, los trastornos parafílicos son parafilias que causan angustia o problemas de funcionamiento en la persona afectada o que perjudican o puedan perjudicar a otra persona. Para distinguir entre preferencia y enfermedad, la Asociación Estadounidense de Psicología estima que lxs que experimentan el evento deben cumplir los siguientes requisitos:

  1. Sentir angustia personal por su interés, no simplemente angustia resultante de la desaprobación de la sociedad.
  2. Tener un deseo o comportamiento sexual que involucre angustia psicológica, lesión o muerte, o un deseo de comportamientos sexuales que involucre a personas que no quieran o que no puedan dar consenso de manera legal.

Según estos criterios, algunas dinámicas sexuales como la pedofilia no serían una parafilia como tal, sino un trastorno parafílico. Es muy importante tener esta distinción en cuenta, pues no es lo mismo sentir una atracción fuera de lo normal que dañar a alguien para aliviar un impulso sexual. Lo mismo se aplica a la necrofilia, la zoofilia y otras prácticas ilegales: si no hay consentimiento, no se pueden aceptar.

Existen muchas parafilias.

Algunas de las parafilias más comunes

Una vez hemos dejado claro estos límites morales y legales, podemos recopilar algunas de las parafilias más comunes y llamativas. ¡No te lo pierdas!

Coprofilia

La coprofilia o scat es una parafilia individual o colectiva que consiste en la excitación sexual producida por las heces. Las personas con esta inclinación sexual sienten excitación al oler, saborear, tocar o ver a alguien defecar en un entorno erótico.

Aunque manipular las heces de otra persona con los medios de protección adecuados (condones o guantes de látex) se considera generalmente sano, introducirlas en la boca o tragarlas aumenta de forma considerable el riesgo de padecer infecciones. Múltiples bacterias, virus y parásitos se transmiten a través de la defecación, así que nos cuesta mucho recomendar este acto sexual, al menos en el entorno oral.

Capnolagnia

En este caso, la atracción sexual radica en el acto de fumar tabaco, sobre todo cigarrillos, puros, pipas y porros (aunque cachimbas a veces también). La atracción suele consistir en ver a alguien fumar en un entorno sexual o llevar a cabo prácticas que involucren el uso del humo (por ejemplo, hacer una mamada nada más inhalar el cigarrillo). Más allá del peligro que conlleva fumar en sí mismo, esta parafilia es inocua.

Gerontofilia

La gerontofilia es la atracción sexual primaria hacia personas ancianas. Algunas de las características físicas buscadas son las arrugas, la piel flácida, la calvicie, las canas e incluso el olor corporal característico de la vejez. Esta parafilia no tiene por qué ser dañina o dudosa a nivel moral siempre y cuando la pareja mayor esté en plenas facultades psicológicas. De lo contrario, se pone en duda la capacidad de consentimiento.

Lactofilia

La lactofilia es una parafilia que dirige su fuente de atracción a la producción de leche, sobre todo en dinámicas heterosexuales y normativas. Es común que las personas con tetas sientan placer durante la succión de los pezones, pero la lactofilia va un poco más allá: mamar de la pareja o sentir placer al conseguir que saque leche.

Podofilia

Sin duda, la podofilia o atracción sexual hacia los pies es una de las parafilias más usuales en la población general. Es muy común sentir placer al besar, tocar, acariciar, oler, lamer y chupar los pies de la(s) pareja(s) sexual(es). Aunque no se conocen exactamente los mecanismos que favorecen esta atracción tan fuerte, se teoriza que parte podría deberse a que los pies suelen estar ocultos y genera morbo/intimidad interactuar con ellos.

Fetichismo de pañal

Este tipo de parafilia se engloba dentro del grupo de los fetiches de ropa en el que se deriva placer del uso de pañales. Llevar esta prenda puede brindar comodidad y seguridad o excitación sexual, dependiendo del contexto. Aunque se trate de una práctica inocua que no daña a nadie, cabe destacar que puede formar parte de un espectro más amplio conocido como infantilismo parafílico. No hay una etiología concreta definida para este espectro y se suele asociar al masoquismo y otras parafilias.

Muchos actos sexuales inusuales se consideran parafílicos.

En este artículo te hemos citado algunas parafilias comunes e interesantes, pero ten en cuenta que pueden existir más de 500 (dependiendo de las fuentes). Estas no son malas en sí mismas, siempre y cuando no pongan en peligro la integridad propia o ajena. Lo más importante a la hora de hablar de dinámicas sexuales es lo siguiente: no hay justificación si no hay un consentimiento claro y establecido (verbal o no verbal).

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