Las enfermedades de transmisión sexual (ETS) son cosa de todxs. El sexo es natural y cada día hablamos más abiertamente sobre él, pero las infecciones que conlleva siguen estando estigmatizadas y se considera violento o desagradable hablar de ellas. A nadie le gusta tener secreciones extrañas por sus genitales, pero el primer paso para acabar con el cuadro es comunicárselo al médico y al entorno. Con esta idea en mente, hoy exploramos las diferencias entre sífilis y gonorrea.
Muchas enfermedades de transmisión sexual son asintomáticas y otras se presentan con síntomas leves (e inespecíficos). Por esta razón, es muy común confundir una ETS con otra, sobre todo en las primeras fases. No dejes de leer si quieres conocer las distinciones entre 2 de las ETS más frecuentes en todo el mundo.
¿En qué se distinguen la sífilis y la gonorrea?
Más de 30 virus, bacterias y parásitos son capaces de transmitirse entre personas a través del contacto sexual. A pesar de la amplia gama existente de ETS, 4 de ellas sobresalen en comparación con el resto: la sífilis, la gonorrea, la infección por clamidia y la tricomoniasis. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año más de 370 millones de personas contraen alguna de estas enfermedades.
Es necesario conocer los signos y síntomas tempranos de las ETS más frecuentes para evitar su expansión en la población, sobre todo en los grupos más vulnerables. Sin más preámbulos, te contamos las principales diferencias entre sífilis y gonorrea.
1. El agente causal es diferente
La sífilis es una infección bacteriana de transmisión sexual causada por Treponema pallidum. Este agente patógeno mide entre 5 y 20 μm de diámetro y forma parte del grupo de las espiroquetas, es decir, tiene una forma alargada y enrollada (algo similar a un muelle). Las particularidades fisiológicas de T. pallidum son interesantes, pero no nos atañen en este espacio. Aun así, es importante destacar que este microorganismo no se tiñe bien con técnicas Gram convencionales, lo que lo diferencia del causante de la gonorrea.
La gonorrea también es una infección de origen bacteriano, pero en este caso la especie causal es Neisseria gonorrhoeae, un diplococo (con forma de 2 células unidas) que fluctúa entre los 0,6 y 1 µm de diámetro. A diferencia de T. pallidum, este patógeno sí que se observa bien al microscopio mediante una tinción de Gram, aunque la mejor opción siempre es llevar a cabo el diagnóstico por PCR.
La capacidad de tinción al microscopio diferencia a ambas bacterias.
2. Los síntomas son muy distintos
La gonorrea es una ETS de naturaleza relativamente leve si se comienza el tratamiento en cuanto aparecen los síntomas. Vamos más allá, pues hasta el 15 % de los hombres y el 80 % de las mujeres desconocen su estado (es una infección asintomática). De todas maneras, esto no son buenas noticias: las personas sin signos clínicos evidentes también están en riesgo de desarrollar complicaciones, algunas de ellas graves.
Si se presentan, los síntomas iniciales de la gonorrea son los siguientes:
- Ardor y dolor al orinar.
- Relaciones sexuales dolorosas.
- Fiebre (si hay diseminación del patógeno).
- Secreciones genitales anormales, de color blancuzco o verdoso.
- Sangrado vaginal anormal.
- Dolor en otras zonas del cuerpo (como testículos y abdomen).
Los signos de la gonorrea son bastante inespecíficos y se pueden confundir con los de otras muchas ETS. Por otro lado, la sífilis comienza con un síntoma exclusivo de la enfermedad: la aparición del chancro. El chancro es la lesión primaria de la sífilis, una marca del lugar de entrada del patógeno, y se caracteriza por ser redondeada, dura, indolora y desaparece en 3-6 semanas sin tratamiento.
Si no se recibe la medicación adecuada, la sintomatología de la sífilis avanza a una fase secundaria mucho más evidente. Esta puede cursar con un sarpullido corporal generalizado, fiebre, sensación imprecisa de debilidad, inflamación de los ganglios linfáticos, caída de pelo por sectores, rigidez en el cuello, dolores de cabeza y más.
Tras esta etapa, la sífilis puede permanecer latente y asintomática durante un periodo de 1 a 20 años. Los cuadros sin tratar desembocan en una etapa terciaria y muy grave potencialmente mortal. Algunos de los síntomas de la sífilis terciaria son la aparición de llagas grandes dentro del cuerpo y la piel, la afectación de los vasos sanguíneos y el corazón y una sintomatología variada del sistema nervioso. Esta etapa es crítica.
La sintomatología de la sífilis se extiende por fases en el tiempo si no se trata.
3. Y la gravedad del cuadro también
Ninguna ETS debe tomarse a broma. De todas formas, es necesario reconocer que no todas acarrean las mismas complicaciones de salud: por ejemplo, no es lo mismo contraer el VIH que una infección por Candida en el entorno vaginal. Sin duda, la sífilis es una de las enfermedades más graves dentro de este grupo y de las pocas que realmente se consideran mortales.
Se estima que la sífilis no tratada reporta una tasa de letalidad del 8 al 58 %. Por otro lado, la probabilidad de experimentar complicaciones letales de una gonorrea (como la sepsis) en regiones con sistemas sanitarios férreos es menor al 1 %. Esto no significa que la gonorrea sea inofensiva, pues puede cursar con complicaciones como enfermedad pélvica inflamatoria (EIP), abscesos internos, dolor pélvico continuo, infertilidad y problemas durante el embarazo.
Además, cabe destacar que ambas ETS favorecen el contagio del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). Esto puede llegar a complicar enormemente el cuadro clínico inicial, sobre todo en el caso de la sífilis. Ante cualquier duda, lo mejor es realizarse una prueba que detecte varios patógenos de forma simultánea, pues muchos de ellos van de la mano.
En general, la sífilis no tratada es más letal que la gonorrea.
Frenar las ETS pasa por conocerlas
Como puedes ver, las diferencias entre sífilis y gonorrea son múltiples y van desde los síntomas hasta la letalidad, pasando por el agente causal, las cifras epidemiológicas y mucho más. De todas maneras, ambas ETS se previenen del mismo modo: practicando sexo seguro y siendo honestx con la(s) pareja(s) sexual(es). Cuando se habla de estas infecciones, en todos los casos es mejor prevenir que curar.
Si te vas a embarcar en una nueva relación sexoafectiva (o un encuentro esporádico), te recomendamos que hables de forma honesta con la(s) otra(s) persona(s) sobre su historial clínico y sintomatología reciente. Casi todas las ETS pueden complicarse y generar problemas graves si no se detectan a tiempo, así que la precaución es una necesidad.