VIH y cáncer son dos de los términos más temidos en la sociedad a día de hoy. Aunque el pronóstico de ambas condiciones mejore cada día gracias a los avances médicos y científicos, no cabe duda de que estas enfermedades marcan un antes y un después en la vida de toda persona que las padece.
Las ETS como la infección por VIH y algunos procesos cancerígenos están más relacionados de lo que en un principio podría parecer. Si bien el cáncer es un grupo patológico multifactorial que muchas veces no tiene una causa concreta, a veces las infecciones de transmisión sexual son un peso más que equilibra la balanza a su favor. Si quieres conocer la relación entre el VIH y cáncer, no dejes de leer.
Asentando conceptos
Antes de entrar de lleno en la relación entre ambos cuadros, vemos de interés definirlos de forma somera. El término «cáncer» hace referencia a un grupo heterogéneo de enfermedades que ocurren cuando (casi) cualquier célula del cuerpo muta, impidiendo que crezca y muera con normalidad. Cuando estas células mutadas crecen fuera de control, se suele producir un tumor maligno con capacidad de expandirse a otras partes del cuerpo. De todas formas, cabe destacar que no todos los cánceres cursan con tumores.
Hay más de 100 tipos de cáncer y varían mucho en cuanto a tratamiento y pronóstico entre ellos. Este grupo patológico se considera hoy en día la primera causa de muerte en todo el mundo. Tal y como indica la Organización Mundial de la Salud (OMS), el cáncer representa la primera causa de muerte en todo el mundo. 1 de cada 6 personas mueren por él.
Por otro lado, la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) es una enfermedad de transmisión sexual crónica. Este agente vírico ataca a unos linfocitos específicos presentes en el organismo con el paso de los años, lo que acaba generando una depresión grave del sistema inmunitario sin el tratamiento adecuado. El síndrome de inmunodeficiencia adquirida o SIDA es la última etapa de esta enfermedad y causa la muerte por infecciones derivadas.
Se calcula que, a día de hoy, más de 38 millones de personas viven con VIH en todo el mundo. En caso de no abordarse a nivel clínico, esta enfermedad reporta una tasa de mortalidad de más del 90%, con una media de supervivencia de 8 años. De todas formas, el número de muertes derivadas del VIH se reduce cada vez más debido al éxito y la eficacia de la terapia antirretroviral (TAR).
¿Cómo se relacionan el VIH y el cáncer?
Las personas infectadas por el VIH tienen un riesgo considerablemente más alto que la población general de padecer algunos tipos de cáncer. En los casos en los que la relación es clara, estas neoplasias malignas se designan a nivel médico como «cánceres asociados con VIH». 3 de ellos reciben una apreciación aún más especial y se conocen como «malignidades que definen el SIDA». Los diseccionamos en las siguientes líneas.
1. Sarcoma de Kaposi
El sarcoma de Kaposi es un tipo de cáncer que cursa con la aparición de parches de tejido anormal que crecen debajo de la piel, los ganglios linfáticos, la cavidad oral, la garganta y otras partes del cuerpo. La causa subyacente de esta neoplasia maligna es la infección por el virus del herpes humano de tipo 8.
En las personas sin problemas de salud evidentes, el sistema inmunitario es capaz de combatir a este agente vírico sin que aparezcan síntomas derivados. Por desgracia, la inmunosupresión generada por el VIH sin tratamiento hace que este patógeno prolifere y se produzcan las lesiones malignas. El pronóstico general depende mucho del grado de inmunosupresión y de los posibles tratamientos que se puedan aplicar.
2. Linfoma no Hodgkin
Este tipo de cáncer se origina, en la mayoría de los casos, en los glóbulos blancos de tipo linfocito B. La mayoría de los casos de linfoma no Hodgkin son de causa desconocida, pero es más común en personas con un alto grado de inmunosupresión. Por ello, se suele observar más en aquellos pacientes con SIDA o que han pasado un trasplante de órganos delicado.
Se calcula que la incidencia de esta enfermedad en España es de 12,3 casos en hombres y 10,8 en mujeres por cada 100 000 habitantes/año. Además, es el causante del 3% de las muertes por cáncer en todo el mundo. La tasa relativa de supervivencia general a 5 años del diagnóstico es del 72%, pero el pronóstico puede empeorar mucho en las personas con SIDA.
3. Cáncer de cuello uterino
Como su propio nombre lo indica, este cáncer se produce a partir de las células del cuello del útero. Esta neoplasia maligna es la cuarta más frecuente en personas con aparato genital femenino y hasta el 90% de los cuadros y muertes tienen lugar en países de medio y bajo ingreso. Dos tipos de los virus del papiloma humano, los VPH-16 y VPH-18, provocan casi el 50% de las lesiones precancerosas que terminan convirtiéndose en este cáncer.
Casi toda persona que ha tenido sexo entra en contacto con un virus del papiloma humano. En la mayoría de los casos, el sistema inmunitario es capaz de combatir la infección por sí solo y desaparece en 2 años como mucho. Por desgracia, los pacientes con SIDA tienen mayor dificultad para acabar con la enfermedad y es más probable que terminen desarrollando cáncer a largo plazo.
Como habrás podido comprobar, la asociación entre VIH y cáncer es más fuerte de lo que en un principio podría parecer. De todas formas, es necesario hacer una apreciación clara: las relaciones que hemos establecido en estas líneas tienen lugar cuando el paciente ya padece SIDA, algo que se puede evitar por completo si se comienza el tratamiento a tiempo.
Si tienes cualquier sospecha de infección por VIH, no dudes en comprar tu prueba de diagnóstico, ya sea por PCR o serología. Detectar la enfermedad con rapidez es esencial para evitar complicaciones a largo plazo.