Las prácticas sexuales más peligrosas

A casi todxs nos gusta el sexo, pero hay tantas maneras de vivirlo como personas en el planeta. ¿Sabías que, por ejemplo, existen más de 500 parafilias o inclinaciones sexuales atípicas? Es posible sentirse atraídx por objetos, pañales, orina, humo del tabaco y muchas cosas más. Mientras no se dañe la integridad física y mental de nadie y exista consentimiento, casi toda práctica es válida en la cama.

Los límites de la legalidad están muy claros en este sentido: si no hay consentimiento, no se puede permitir. Por ello, nos dejaremos fuera de las siguientes líneas aquellas filias que rozan o se incluyen en el trastorno (pedofilia, necrofilia, etc). Pero, ¿qué ocurre con las prácticas sexuales peligrosas que pueden poner bajo riesgo solo a quien las realiza de forma consciente? En las siguientes líneas, abordamos este tema.

¿Qué son las prácticas sexuales peligrosas y cuáles tienen mayor riesgo?

El sexo es una experiencia intensa por definición. Múltiples cambios fisiológicos tienen lugar cuando nos entrelazamos con un compañerx sexual: aumento del ritmo cardíaco, incremento de la tasa respiratoria, mayor flujo sanguíneo hacia los genitales, tensión muscular y mucho más. El punto álgido tiene lugar durante el orgasmo, momento en el que se produce la liberación de endorfinas, uno de los grandes promotores de placer en nuestro cuerpo.

El clímax sexual se puede alcanzar de muchas formas: estimulación manual, penetración e incluso solo con ayuda de la mente. El camino para lograr el placer es infinito y cada unx tenemos nuestra manera de recorrerlo. Por desgracia, algunas filias extrañas y kinks pueden ir demasiado lejos y poner en peligro la integridad de unx mismx o de lxs compañerxs. A continuación, te mostramos cuáles son las prácticas sexuales más peligrosas.

Existen múltiples prácticas sexuales peligrosas que pueden poner en riesgo tu integridad.

Hematolagnia

La hematolagnia es un tipo de fetiche muy asociado al vampirismo. Las personas que la experimentan sienten excitación al usar sangre en el entorno sexual. El color, olor, sabor y viscosidad de este líquido esencial para la vida resultan atrayentes y morbosos mientras se practica sexo. La sangre puede formar parte de la dinámica, exista o no penetración, siempre que haya un claro con sentimiento y conocimiento de los límites del otrx.

Como podrás imaginar, realizar un corte en una zona delicada de unx mismx o de la pareja puede causar una pérdida de sangre que requiera una visita a urgencias, pero esto no es todo. Si la herramienta afilada no ha sido bien desinfectada, se corre el riesgo de sufrir infecciones graves localizadas o sistémicas. Por ejemplo, infligirse una lesión con un objeto punzante oxidado o no limpio favorece mucho el contagio del tétanos.

Otro de los problemas graves de la hematolagnia es el riesgo de contraer infecciones de transmisión sexual. La sífilis, el VIH y la hepatitis B pueden transmitirse a través del contacto con sangre, lo que suma una capa más de peligro a una práctica sexual ya compleja de ejecutar de por sí.

Pirofilia

La pirofilia es un patrón de comportamiento sexual por el cual se recibe enorme gratificación sexual al incendiar y prender fuegos. Es distinta a la piromanía, pues no se trata tanto del control de impulsos y la liberación de estrés, sino de la obtención de placer. Hay que destacar que las personas que padecen el trastorno de piromanía no sienten un vínculo sexual al empezar un incendio.

Esta filia es muy difícil de entender, pues se puede manifestar de muchas formas. Por ejemplo, es posible eyacular al pensar en un incendio o hablar de él, pero también al prenderle fuego a alguien o al estimularse con cosas llameantes/calientes. Si nos ponemos creativxs, colocar los genitales en una superficie ardiente para excitarse puede considerarse un acto de pirofilia (y masoquismo).

Esta es una de las prácticas sexuales más peligrosas por motivos obvios: no pasa nada al tocarse pensando en fuego, pero la cosa se complica si se incendian cosas existentes o a unx mismo. Quemaduras, pérdida de posesiones y puesta en riesgo del entorno cercano son solo algunos de los posibles efectos catastróficos de llevar la pirofilia al límite.

Coprofilia o scat

La coprofilia no requiere presentación, pues casi todxs nos hemos encontrado con este término en un marco teórico en algún momento de nuestras vidas. Las personas con esta filia sienten gratificación sexual al oler, tocar, consumir y observar heces humanas (o al acto de defecar en sí). Puede sonar desagradable en primera instancia, ¡pero cada unx es libre de experimentar el sexo como quiera si no hace daño a nadie!

En general, la coprofilia puede considerarse segura siempre que se utilicen guantes y no implique la ingestión directa de las heces. Si se ingieren o si entran en contacto con zonas vulnerables (nariz, ojos, pene y más), la historia es diferente. Puede sonar obvio, pero comer caca (por muy limpix que sea tu compañerx) aumenta considerablemente el riesgo de padecer muchas infecciones víricas, bacterianas y parasíticas. La giardiasis, la criptosporidiosis, la shigelosis, la salmonelosis, la teniasis y los gusanos intestinales son solo algunas de ellas.

El scat solo es seguro si se utilizan guantes y nunca se ingieren las heces.

Filias hacia insectos y otros invertebrados

En esta categoría englobamos muchas filias en las que se obtiene placer al interactuar en el entorno sexual con insectos y otros invertebrados (hormigas, arañas, abejas y mucho más). La capacidad de “consentimiento” de estos seres vivos ya es dudosa, pero no vamos a entrar en ello del todo. De todas formas, seguro que supone estresante para una tarántula o una abeja tener que recorrer el cuerpo de una persona mientras se estimula.

El mayor peligro de este grupo de prácticas se divide en 3 frentes:

  1. Muchos invertebrados son vectores de enfermedades graves. Sobre todo, los mosquitos con la malaria, el dengue, la fiebre amarilla y otras patologías.
  2. Algunos arácnidos son potencialmente letales. Especialmente si hablamos de escorpiones o ciempiés, una picadura puede volverse mortal para los más débiles.
  3. Pueden ocurrir cuadros alérgicos. La picadura de abejas, avispas y hormigas puede fomentar que se produzcan reacciones alérgicas graves y choques anafilácticos, dependiendo del sistema inmunitario de la persona.

Autoasfixia

La autoasfixia es, sin duda, una de las prácticas sexuales más peligrosas del mundo. Esta filia se basa en restringirse a unx mismx, de forma voluntaria, el flujo de oxígeno hacia el cerebro con el fin de obtener placer sexual. Hay muchos métodos para conseguirlo: colgarse de una superficie elevada, ponerse una bolsa de plástico en la cabeza, comprimirse el pecho con pesos, utilizar gases o una combinación de varios a la vez. Huelga decir que todos ellos son desaconsejables.

La autoasfixia es la primera causa de muerte entre las personas que se dan placer por sí solas con objetos o situaciones atípicas (no la mano). El 70-80 % de los fallecimientos al llevar a cabo esta filia ocurren al colgarse, mientras que el 10-30 % restante se deben al uso de bolsas de plástico y químicos. Solo en Estados Unidos, esta práctica tan riesgosa podría cobrarse de 250 a 1.000 vidas, tal y como indican estudios.

Existen muchas prácticas seuxlaes peligrosas.

El sexo sin protección es la práctica más peligrosa

Te hemos presentado algunas de las prácticas sexuales más peligrosas dentro del terreno de los kinks y las filias. De todas formas, sin duda la que más destaca de todas es una que casi todo el mundo practica alguna vez: no usar protección. El VIH, por sí solo, se ha cobrado más de 36 millones de vidas desde su descubrimiento. Otras muchas ETS pueden provocar abortos, infertilidad, infecciones sistémicas y discapacidad física. Las cifras hablan por sí solas: las enfermedades de transmisión sexual matan.

Más allá de asfixias e incendios, la mejor forma de disfrutar del sexo en todos los casos sin ponerse en riesgo es protegerse y hablar con la(s) pareja(s) del estado de salud general. Cuidarte es cuidarnos.

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